lunes, 9 de julio de 2007

Alberto Fujimori: chino en un zapato chino

Alberto Fujimori es todo un personaje, de eso no hay dudas. Hábil político y convincente orador, es talvez reconocido como el último dictador sudamericano del siglo XX, no por la forma de llegar al poder, que ciertamente fue democrática al vencer en segunda vuelta en las elecciones de 1990 al escritor Mario Vargas Llosa, sino por como lo ejerció.

Disolvió el Congreso en 1992, detuvo a algunos de sus rivales políticos e introdujo cambios en la Constitución del Perú para por ejemplo, asegurarse un segundo y tercer mandato consecutivo y por lo demás inédito en la historia del vecino país e incluso para sus detractores más recalcitrantes, aplicó el terrorismo de Estado amparado en una lucha contra el narcotráfico, la delincuencia y contra...el propio terrorismo.

El 18 de Julio de 1992, un comando de agentes del gobierno de Fujimori asesinó a nueve estudiantes y a un profesor universitario de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, en lo que se conoce como uno de los casos más emblemáticos de violaciones a los derechos humanos por parte del régimen fujimorista.
Una de las víctimas en esa oportunidad fue el estudiante de educación física, Luis Enrique Ortiz. Su hermana Gisela Ortiz es hoy la representante de los familiares y deudos de la matanza de La Cantuta y a juicio de la vocera de esta agrupación, el hecho que Fujimori quiera evadir la justicia postulándose al senado japonés, es lisa y llanamente una vergüenza.


Durante los diez años que "el chino" fue gobernante del Perú(1990-2000) enfrentó con mano de hierro a sus enemigos y cometió diversos atropellos a los derechos de las personas. Obsesionado con su propia guerra anti terrorismo, derramó también mucha sangre inocente.
Aunque es cierto que el grupo Sendero Luminoso asolaba a la población campesina y a la de La Sierra durante los años 80, como también es cierto que a fines de esa misma década surgía otro grupo subversivo conocido como el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), Fujimori y sus organismos represivos fueron implacables y salvajes a la hora de exterminarlos.
Connotación mundial tuvo el caso de la toma de 72 rehenes en la Embajada de Japón en Lima hacia fines de 1996 por parte de 14 guerrilleros del MRTA y cuyo dramático descenlace se produjo cuatro meses más tarde y fue encabezado por el propio Fujimori.

Sus opositores y quienes persiguen un juicio en su contra, consideran que su gobierno fue nefasto para el Perú por la forma autocrática en la que administró el país, la corrupción que fomentó, la violación de derechos humanos expresada en homicidios, desaparición forzada de personas, tortura y otros delitos de lesa humanidad y el descalabro económico que caracterizaron su gestión al frente del palacio de Pizarro.


Al respecto, el director de Amnistía Inernacional en Chile, Sergio Laurenti entrega su particular visión y le parece impresentable la candidatura al parlamento japonés del ex mandatario.



En septiembre de 2000, cuando salieron a la luz pública los escándalos de corrupción que involucraban sobornos por parte de su más cercano colaborador, el tenebroso Vladimiro Montesinos, a congresistas de la oposición para que adscribieran al fujimorismo, "el chino" cumplía su tercer período como Presidente del Perú, luego de una bochornosa elección en que Alejandro Toledo se desistió de ir a la segunda vuelta por notorias irregularidades detectadas por los observadores de la OEA.

Aprovechando la VIII cumbre de APEC, realizada en Noviembre de 2000 en Brunei, Fujimori viajó y luego, en vez de regresar a su país, se desvió a Japón y se quedó allí, dimitiendo via fax a su cargo de gobernante.

El 13 de febrero de 2001 la Fiscalía de la Nación acusó formalmente al ex mandatario de enriquecimiento ilícito y malversación de fondos públicos, y seis días después fue la comisión investigadora del Congreso la que aprobó el mismo procedimiento por los cargos de incumplimiento de su deber de hacer cumplir las leyes y la Constitución peruanas, de usurpación de funciones y de abandono de la función pública. El 23 de febrero el pleno del Congreso presentó un acusación constitucional en su contra y lo inhabilitó para el desempeño de cualquier cargo público durante diez años. Cinco días más tarde la Fiscalía de la Nación remitió la denuncia correspondiente a la Corte Suprema.

Fujimori fue detenido en Chile en noviembre de 2005 y recién el 7 de junio de este año, luego de ser aplazado en tres ocasiones, la fiscal de la Corte Suprema Mónica Maldonado envió al Ministro Instructor Orlando Alvarez, el informe final en que propone que se acoja la solicitud de extradición del ex presidente, presentada por la Cancillería peruana.

El cientista político del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, profesor Guillermo Holzmann, plantea cuál es el escenario jurídico que enfrenta Fujimori y propone la tesis de los intereses que estarían detrás de esta maniobra estratégica por parte del país del sol naciente en América del Sur.






Por cierto Fujimori tiene muy buenos vínculos e influencias en el país nipón, de hecho es amigo personal del actual Primer Ministro Shinzo Abe, del gobernador de Tokio Shintaro Ishihara y es uno de los pocos ciudadanos que han estado en el Palacio Imperial, donde compartió incluso dos cenas privadas con el Emperador. Eso explica en alguna medida la intención de su nueva esposa, Satomi Kataoka junto a otros políticos, de asegurar que el próximo 27 de julio sea elegido senador por el Nuevo Partido del Pueblo, una escisión del gobernante Partido Liberal Demócrata japonés, para lo cual se presentaría dentro de una lista cerrada en que serían sólo los miembros de ésta quienes lo escojan.

Si bien es cierto en Lima, algunos ven con buenos ojos esta posiblidad dado que el gobierno de Alan García ha podido gobernar gracias a alianzas estructurales y negociaciones directas con el fujimorismo, el agregado de prensa de la Embajada del Perú en Santiago, Irwin Jaime, es cauto a la hora de hacer pronunciamientos oficiales respecto a la posición de su gobierno sobre esta materia, pues considera que al margen del proceso de extradición que se lleva en su contra, no habría razones para objetar el repentino interés electoral de Fujimori.



A Fujimori lo esperan en Lima, sin embargo es muy probable que con su astucia y sus redes de apoyo logre zafar del juicio que le aguarda, y de llegar a concretarse el pedido de extradición es incierto que puedan probarle nada de lo que se le acusa. Así quedaría en inmejorable posición para una eventual reelección en el año 2011, o bien para proyectar la figura de su hija Keiko como la próxima presidenta del Perú.

Algunos peruanos residentes en Chile, detractores del régimen fujimorista admiten sin embargo que fue un buen gobernante, aunque cometió el error de asociarse con el nefasto Montesinos, pero que puso de rodillas al terrorismo y logró avances importantes en materia de educación, infraestrucutura y crecimiento.



En definitiva, una maniobra política que de llegar a resultar podría significar que Japón reclame a Chile inmunidad diplomática para Fujimori, siempre y cuando no se halla dictado el fallo aprobando su deportación a Perú. Se configuraría de ese modo un escenario jurídico muy similar al vivido por Augusto Pinochet, detenido en Londres cuando era senador vitalicio, puesto que Japón estaría reclamando a un parlamentario retenido en otro país mientras es solicitado por otro.

1 comentario:

Rocío dijo...

completísima noticia respecto de este personaje (no sé si sujeto con todas sus letras)
En fin... la vida transcurre, a veces para muchos de forma inédita, para otros lisa y llanamente como siempre

un abrazo Gonzalo

paséate por mi blog de repente

chau